¿Qué es?
El dedo en martillo es una deformidad frecuente que afecta principalmente al segundo dedo del pie, aunque también puede presentarse en otros dedos menores. Se caracteriza por una flexión permanente de la articulación interfalángica proximal, lo que provoca que la parte media del dedo sobresalga hacia arriba, mientras que la punta del dedo apunta hacia abajo.
Esta disposición anómala genera un roce constante con el calzado, dificultando el uso de zapatos cerrados y favoreciendo la formación de callos o helomas.
A medida que la deformidad progresa, este roce persistente puede provocar lesiones en la piel que, si no se tratan adecuadamente, llegan a ulcerarse. Además del impacto funcional, suele generar molestias considerables al caminar, afectando a la calidad de vida del paciente.
Causas
La aparición del dedo en martillo suele estar relacionada con un desequilibrio entre los músculos, tendones y ligamentos que controlan el movimiento del dedo. Este desequilibrio puede verse agravado por el uso prolongado de calzado inadecuado, especialmente el que es estrecho en la parte delantera o tiene tacón elevado.
También pueden influir traumatismos previos, alteraciones biomecánicas del pie (como el pie cavo), enfermedades neuromusculares o procesos degenerativos asociados a la edad.
Síntomas
Los síntomas más habituales incluyen dolor en la parte superior del dedo al calzarse, inflamación localizada, aparición de callos o helomas en zonas de presión y dificultad para apoyar el pie con normalidad.
A medida que progresa, el dedo puede quedar rígido, limitando la movilidad y aumentando el riesgo de lesiones asociadas.
Tratamiento
El tratamiento conservador es la primera opción. Incluye el uso de calzado amplio y blando, plantillas ortopédicas, protectores digitales de silicona, férulas nocturnas y ejercicios de estiramiento.
En los casos en los que el dolor persiste, la deformidad progresa o se vuelve rígida, puede ser necesario recurrir al tratamiento quirúrgico. Las opciones quirúrgicas se eligen en función del tipo y gravedad de la deformidad, así como del estado general del pie.
Entre las técnicas más empleadas se encuentran la artroplastia de resección, en la que se elimina una parte del hueso con el objetivo de realinear el dedo y disminuir el roce con el calzado, mejorando así el confort del paciente.
Por otro lado, la artrodesis implica la fusión permanente de las articulaciones afectadas para eliminar la movilidad dolorosa y proporcionar estabilidad. Esta última opción suele reservarse para casos en los que la deformidad es rígida o muy dolorosa, y permite una mejora significativa en la función y el apoyo del pie.
Conclusión
El dedo en martillo puede parecer una patología menor, pero con el tiempo puede interferir seriamente en la vida diaria. Detectarla y tratarla a tiempo evita complicaciones como úlceras, dolor crónico o rigidez permanente.
¿Tienes molestias o notas una deformidad progresiva en alguno de tus dedos? El Dr. Miguel Ángel Román Cañada, especialista en cirugía de pie y tobillo, ofrece valoración experta en Sevilla y atención personalizada para pacientes de Huelva y toda Andalucía.