Cuando duele la unión entre el mediopié y el antepié
La articulación de Lisfranc es una zona clave del pie donde se unen el mediopié y el antepié. Está formada por la base de los cinco metatarsianos y los huesos cuneiformes y cuboides. Gracias a esta articulación, el pie puede adaptarse a terrenos irregulares, distribuir el peso de forma eficiente y funcionar como una palanca durante la marcha.
Cuando esta articulación sufre un desgaste progresivo del cartílago, hablamos de artrosis de Lisfranc. Aunque no es una artrosis muy frecuente, puede ser una causa importante de dolor en el mediopié, sobre todo en personas que han sufrido traumatismos previos o que presentan alteraciones en la estructura del pie.
¿Por qué aparece la artrosis de Lisfranc?
Las causas más comunes de esta artrosis incluyen traumatismos previos como fracturas o luxaciones de la articulación de Lisfranc, microtraumatismos repetidos en deportes de impacto o trabajo físico, alteraciones estructurales del pie como el pie plano o cavo, procesos degenerativos relacionados con la edad y artritis inflamatorias que afectan múltiples articulaciones del pie.
¿Qué síntomas produce?
El síntoma más característico es el dolor en la parte central del pie. Este dolor puede aparecer al caminar, al estar de pie mucho tiempo o al apoyar el peso sobre el mediopié. En algunos casos también puede notarse inflamación, rigidez o sensación de inestabilidad al caminar en superficies irregulares. El dolor suele aumentar con el ejercicio o el uso de calzado inadecuado y mejora con el reposo. En fases avanzadas, puede limitar de forma significativa la actividad diaria.
¿Cómo se diagnostica?
El diagnóstico comienza con una exploración física que detecta dolor a la palpación en la zona de Lisfranc. Las radiografías en carga son esenciales para evaluar el estado de la articulación y ver si hay pérdida de espacio articular, esclerosis ósea o formación de osteofitos. En casos dudosos, una resonancia magnética o un TAC pueden ser útiles para valorar mejor el cartílago y el hueso subyacente.
¿Qué opciones de tratamiento existen?
El tratamiento dependerá de la intensidad del dolor y el grado de artrosis. En fases iniciales, se opta por medidas conservadoras como el uso de calzado con suela rígida o tipo balancín para limitar el movimiento doloroso, plantillas personalizadas con descarga de arco plantar que redistribuyan las cargas del pie, antiinflamatorios orales o tópicos y, en algunos casos, infiltraciones con corticoides o ácido hialurónico para reducir el dolor e inflamación.
Cuando el tratamiento conservador no da resultado o la artrosis está muy avanzada, se puede recurrir a la cirugía. La técnica más utilizada es la artrodesis (fusión) de las articulaciones afectadas, lo que elimina el movimiento doloroso y estabiliza el mediopié. Es una intervención con buen pronóstico cuando está bien indicada.
¿Cuál es el pronóstico?
La artrosis de Lisfranc puede controlarse bien si se detecta a tiempo y se adapta el tratamiento a cada caso. Las medidas conservadoras son eficaces en muchos pacientes. Cuando se necesita cirugía, la fusión articular suele dar buenos resultados, siempre que se respeten los tiempos de recuperación y rehabilitación.
Conclusión
Aunque no tan conocida como otras artrosis del pie, la artrosis de Lisfranc puede ser una causa importante de dolor en el mediopié. Un diagnóstico precoz y un enfoque individualizado son claves para aliviar los síntomas, prevenir el deterioro progresivo y mantener una buena calidad de vida y funcionalidad del pie.