El desgaste de la articulación
La artrosis en el tobillo, también conocida como artrosis tibioperoneoastragalina, es una enfermedad degenerativa que afecta al cartílago articular de la articulación del tobillo, produciendo dolor, rigidez y pérdida progresiva de movilidad. Aunque menos frecuente que en otras articulaciones como la rodilla o la cadera, la artrosis de tobillo puede generar un deterioro importante en la calidad de vida de quienes la padecen.

Radiografía lateral de un tobillo con artrosis avanzada. Este tipo de lesión provoca dolor, rigidez y dificultad para caminar, siendo una causa frecuente de consulta .
En Sevilla y Huelva, muchos pacientes consultan por dolor de tobillo persistente asociado a la artrosis. Este dolor puede limitar actividades cotidianas como caminar, subir escaleras o permanecer de pie durante periodos prolongados.
Causas frecuentes de la artrosis de tobillo
Una de las principales causas de artrosis en el tobillo es el antecedente de traumatismos o fracturas que han dañado el cartílago o alterado la alineación articular. También es común como consecuencia de inestabilidades crónicas del tobillo mal tratadas, que provocan microtraumatismos repetidos.
En otros casos, la artrosis puede deberse a enfermedades inflamatorias como la artritis reumatoide u otras artritis crónicas, que generan una degradación progresiva de las superficies articulares. De forma menos frecuente, puede aparecer sin causa clara, lo que se conoce como artrosis idiopática.
Síntomas y evolución clínica
El principal síntoma de la artrosis en el tobillo es el dolor de tobillo, que se acentúa al caminar, al ponerse de pie tras un periodo de reposo o al realizar actividades que implican carga. Con el tiempo, puede aparecer rigidez matutina, sensación de bloqueo o chasquidos, así como una pérdida progresiva de la movilidad articular.
En fases más avanzadas, el dolor puede hacerse constante, incluso en reposo, y aparecer deformidad visible o inestabilidad del tobillo. Esto dificulta seriamente la marcha y afecta al equilibrio y la seguridad al caminar.
Diagnóstico
El diagnóstico de la artrosis de tobillo es clínico y se confirma mediante estudios de imagen.
La radiografía simple en carga es una herramienta fundamental para valorar el estado estructural del tobillo. Permite observar un estrechamiento del espacio articular, que refleja la pérdida de cartílago, así como la presencia de osteofitos (formaciones óseas anómalas) en los márgenes articulares. Además, revela signos de esclerosis subcondral, es decir, un aumento de la densidad ósea justo por debajo del cartílago, lo que indica sobrecarga mecánica crónica.
En fases más avanzadas de la enfermedad, también pueden apreciarse deformidades estructurales, colapso articular o desplazamientos que alteran la alineación del tobillo y dificultan su función normal.

La resonancia magnética es especialmente útil para evaluar con detalle el estado del cartílago articular, identificar edema óseo o lesiones osteocondrales que no siempre se evidencian en radiografías convencionales. También permite analizar el estado de los tejidos blandos y detectar signos tempranos de sinovitis o inflamación.
El TAC (tomografía axial computarizada) es una herramienta complementaria valiosa cuando se necesita una visión precisa de la anatomía ósea, en particular para planificar intervenciones quirúrgicas en fases avanzadas de la artrosis o ante deformidades complejas.
Tratamiento conservador
El tratamiento inicial de la artrosis en el tobillo suele ser conservador. Incluye la modificación de la actividad física, pérdida de peso en pacientes con sobrepeso, uso de calzado adecuado con suela amortiguada y plantillas ortopédicas, además de fisioterapia enfocada en mejorar la movilidad, fortalecer la musculatura periarticular y aliviar el dolor.
El tratamiento médico se basa en antiinflamatorios no esteroideos (AINE), analgésicos. También puede considerarse el uso de fármacos modificadores de la artrosis como los SYSADOAS (Symptomatic Slow Acting Drugs for Osteoarthritis), entre los que se incluyen lel condroitin sulfato y el sulfato de glucosamina. Estos compuestos, aunque con un efecto más lento, pueden ayudar a mejorar los síntomas y ralentizar la progresión de la enfermedad en algunos pacientes seleccionados.
La infiltración intraarticular con corticoides o con terapia regenerativa mediante PRP (plasma rico en plaquetas, también conocidos como factores de crecimiento) es especialmente útil en fases iniciales, ya que ayuda a reducir la inflamación y el dolor, y puede contribuir a mejorar la calidad del cartílago y enllentecer la evolución del desgaste articular.
Tratamiento quirúrgico
Cuando el tratamiento conservador ya no resulta eficaz y el dolor de tobillo es limitante, puede valorarse la cirugía. Las opciones quirúrgicas dependen del grado de afectación, la edad del paciente y su nivel de actividad.
En fases tempranas, técnicas como la artroscopia de tobillo permiten realizar lavados articulares, sinovectomías o desbridamientos que pueden aliviar los síntomas.
En casos más avanzados, se puede recurrir a procedimientos como la osteotomía para realinear el tobillo o, cuando la artrosis es severa y el dolor muy incapacitante, optar por la artrodesis (fijación de la articulación) o la prótesis de tobillo.
En casos con deformidades estructurales o malalineación, se pueden combinar técnicas como osteotomías supramaleolares para realinear el eje, o procedimientos para corregir el retropié. Además, lesiones osteocondrales aisladas pueden tratarse con técnicas específicas de estimulación del cartílago.
Pronóstico y seguimiento
El pronóstico de la artrosis en el tobillo depende del grado de afectación, del tipo de tratamiento y del cumplimiento de las medidas indicadas. Con un abordaje adecuado, muchos pacientes logran controlar los síntomas y mantener una buena calidad de vida.
El seguimiento periódico permite ajustar el tratamiento a la evolución de la enfermedad, identificar signos de progresión o complicaciones, y valorar en qué momento puede ser necesario recurrir a opciones quirúrgicas.
Conclusión
La artrosis de tobillo es una patología progresiva que puede alterar significativamente la movilidad y el bienestar diario. Un diagnóstico temprano y un plan de tratamiento adaptado a cada fase de la enfermedad permiten mejorar el pronóstico a largo plazo.
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