El dedo en maza es una deformidad menos frecuente que las anteriores. Afecta principalmente a la articulación interfalángica distal, la más próxima a la uña. En este caso, únicamente la punta del dedo se dobla hacia abajo, mientras que el resto del dedo se mantiene alineado.

Aunque puede parecer una alteración leve, puede producir dolor importante. También genera problemas al caminar, especialmente al calzarse.

Causas

Las causas del dedo en maza pueden ser múltiples y, a menudo, combinadas.

El uso prolongado de calzado estrecho o mal ajustado genera una presión constante sobre la punta del dedo, favoreciendo la aparición de la deformidad. Las alteraciones biomecánicas del pie, como el desequilibrio en la distribución de cargas o la sobrecarga de la articulación distal, también juegan un papel importante.

Asimismo, los traumatismos repetitivos —como los impactos continuos durante la marcha o en determinados deportes— pueden dañar la articulación y desencadenar el proceso deformante.

Por otro lado, algunas enfermedades neuromusculares crónicas pueden debilitar los músculos y tendones que controlan el dedo, facilitando su desviación.

En muchas ocasiones, esta deformidad aparece como complicación de otras alteraciones previas del pie, lo que refleja su carácter progresivo y multifactorial.

Síntomas

El paciente suele notar molestias o dolor en la punta del dedo. Es frecuente la aparición de irritación cutánea, formación de helomas o callos, y dificultad para calzarse correctamente.

A medida que la deformidad avanza, puede desarrollarse rigidez en la articulación afectada. Esto compromete la movilidad del dedo y puede alterar la forma de caminar, provocando molestias adicionales en otras zonas del pie.

En los casos más avanzados o en pacientes con otras patologías, pueden aparecer incluso úlceras por presión. Estas lesiones requieren una atención especializada inmediata.

Tratamiento

El abordaje inicial es conservador. Incluye el uso de calzado con puntera amplia, almohadillas protectoras, plantillas personalizadas y fisioterapia dirigida.

Cuando el tratamiento conservador no es suficiente, se considera la opción quirúrgica. El objetivo es corregir la alineación del dedo, aliviar el dolor y prevenir complicaciones.

Existen varias técnicas quirúrgicas según el caso. Una de ellas es la artroplastia de resección, en la que se retira parte del hueso afectado. Otra opción es la artrodesis de la articulación distal, que consiste en fijarla en una posición funcional y sin dolor.

Como en el resto de deformidades digitales, la elección del tratamiento debe ser individualizada. Es importante valorar el estado general del paciente, sus expectativas y la presencia de otras alteraciones asociadas.

Conclusión

El dedo en maza es menos habitual, pero puede afectar significativamente la movilidad y el bienestar diario. Tratarlo a tiempo es clave para evitar complicaciones futuras.

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