Dolor en el segundo metatarsiano

La enfermedad de Freiberg es una patología poco frecuente que afecta a un hueso del antepié, concretamente a la cabeza del segundo metatarsiano. Se trata de una necrosis avascular, es decir, una interrupción en el suministro de sangre a esa zona del hueso, lo que provoca que se deteriore y colapse progresivamente. Este daño óseo puede producir dolor, inflamación, deformidad y limitación funcional en el pie, especialmente en personas jóvenes y activas.

Fue descrita por primera vez en 1914 por el médico alemán Alfred Freiberg, y desde entonces se la conoce como enfermedad de Freiberg o infarto del segundo metatarsiano. Afecta con mayor frecuencia a mujeres adolescentes o en la segunda década de la vida, aunque también puede aparecer en adultos jóvenes, sobre todo si realizan actividades deportivas de impacto.

¿Por qué aparece la enfermedad de Freiberg?

Aunque la causa exacta no siempre está clara, se cree que se debe a una combinación de factores. Entre ellos, destacan los microtraumatismos repetidos, especialmente en deportes o actividades de alto impacto, así como ciertas alteraciones en la forma del pie, como un segundo metatarsiano más largo de lo habitual. También pueden influir problemas en la pisada que aumentan la carga sobre el segundo dedo, factores hormonales o vasculares que afecten al riego sanguíneo, y en algunos casos una predisposición genética o individual.

¿Qué síntomas produce?

El principal síntoma es el dolor localizado en la parte anterior del pie, especialmente al caminar, correr o estar de pie durante mucho tiempo. Este dolor suele situarse en la base del segundo dedo y puede ir acompañado de inflamación, enrojecimiento o rigidez en la articulación metatarsofalángica. En algunos casos, el paciente puede notar una sensación de ‘bloqueo’ o un chasquido al mover el dedo. A medida que la enfermedad avanza, el dolor se vuelve más constante e incluso puede aparecer en reposo.

¿Cómo se diagnostica?

El diagnóstico se basa en la historia clínica y en la exploración física del pie. Aparece dolor a la palpación sobre la cabeza del segundo metatarsiano y limitación en el movimiento del dedo. Para confirmar el diagnóstico, se realizan radiografías, donde puede observarse el colapso o aplanamiento de la cabeza metatarsal. En fases iniciales, puede que las radiografías no muestren alteraciones evidentes, por lo que se puede recurrir a la resonancia magnética para detectar la lesión de forma precoz.

¿Cómo se trata?

El tratamiento depende del estadio de la enfermedad y de la intensidad de los síntomas. En las fases iniciales se suele optar por un enfoque conservador, que incluye reposo relativo, reducción de la actividad física, uso de calzado con suela rígida o tipo balancín para evitar la flexión del antepié, y plantillas con descarga en la zona afectada. También pueden utilizarse antiinflamatorios para el control del dolor y fisioterapia para mantener la movilidad y evitar rigidez.

Cuando el dolor persiste o la lesión está en una fase avanzada, se puede considerar el tratamiento quirúrgico. Las técnicas más utilizadas son el remodelado o limpieza de la cabeza metatarsal, las osteotomías para acortar o elevar el segundo metatarsiano, y en casos severos, la resección parcial o total de la articulación.

¿Cuál es el pronóstico?

Con un diagnóstico precoz y un tratamiento adecuado, la mayoría de los pacientes mejora de forma significativa. El objetivo del tratamiento es aliviar el dolor, preservar la función articular y evitar el colapso de la cabeza para que el daño progrese. No obstante, en casos tratados de forma tardía o cuando ya existe un colapso severo de la articulación, pueden quedar secuelas como rigidez o dolor crónico.

Conclusión

La enfermedad de Freiberg es una causa poco habitual de dolor en el antepié, pero debe sospecharse en personas jóvenes, activas, con molestias persistentes en la base del segundo dedo. Un diagnóstico precoz y un tratamiento individualizado pueden evitar complicaciones y ayudar a mantener una buena calidad de vida.

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