Una causa poco conocida de dolor en el mediopié
La enfermedad de Müller-Weiss es una patología poco frecuente pero relevante que afecta al escafoides tarsiano, uno de los huesos clave del mediopié. Consiste en una necrosis avascular, es decir, una pérdida de riego sanguíneo en el hueso, que conlleva colapso, fragmentación y una deformidad progresiva. Suele aparecer en la edad adulta, con mayor prevalencia en mujeres, y puede afectar de manera unilateral o bilateral. Su evolución es lenta, pero progresiva, y con el tiempo puede derivar en un pie plano doloroso y deformado si no se detecta y trata a tiempo.
Aunque su origen exacto no está completamente definido, se considera que en algunos casos podría desarrollarse sobre un escafoides con alteraciones desde la infancia que pasan desapercibidas hasta la edad adulta. En otros casos, puede surgir sobre un hueso inicialmente sano debido a sobrecargas mecánicas repetidas, traumatismos crónicos o alteraciones del flujo sanguíneo. También se ha relacionado con enfermedades inflamatorias y metabólicas, aunque en la mayoría de los pacientes no se identifican antecedentes claros.
Manifestaciones clínicas y evolución
En sus primeras fases, la enfermedad puede presentarse con molestias vagas o dolor leve en el dorso o parte interna del pie. Muchas veces este dolor es atribuido a un ‘pie delicado’, lo que puede retrasar el diagnóstico. A medida que avanza, el dolor se vuelve más localizado y persistente en el mediopié, especialmente al caminar o permanecer mucho tiempo de pie. También es habitual observar pérdida del arco plantar, aparición de cojera, y en fases más avanzadas, dolor en el tobillo o deformidades visibles del pie.
Desde el punto de vista biomecánico, el colapso del escafoides altera la relación entre los huesos del mediopié y retropié. A pesar de que externamente puede parecer un pie plano valgo, el talón suele encontrarse en varo, es decir, inclinado hacia dentro, y en una posición más vertical de lo normal. Este cambio en la alineación modifica la forma en que el pie apoya y distribuye las cargas, lo que puede provocar una sobrecarga dolorosa en el centro de la planta.
Diagnóstico
El diagnóstico se basa en la exploración física y en pruebas de imagen. El especialista evalúa la forma del pie, el estado del arco plantar, la movilidad de las articulaciones y la alineación del retropié. En las radiografías en carga pueden detectarse signos como la condensación del escafoides, su fragmentación y la pérdida de altura. También es característico el descruzamiento de los ejes del astrágalo y el calcáneo. En fases avanzadas se observa cómo el astrágalo se articula de forma anómala con las cuñas laterales. La resonancia magnética permite valorar la vitalidad del hueso y el grado de necrosis, y el TAC ofrece una imagen detallada de su estructura.
Tratamiento
En fases iniciales, el tratamiento suele ser conservador y se basa en el uso de calzado con suela rígida o tipo balancín, plantillas personalizadas que sostengan el arco y alivien la sobrecarga, fisioterapia para mantener la movilidad articular y mejorar la musculatura, y la toma de antiinflamatorios durante los episodios de dolor.
Cuando estas medidas no son suficientes o la deformidad ha progresado, puede ser necesario recurrir a la cirugía. El objetivo quirúrgico es restaurar la alineación y estabilidad del pie, y para ello una de las técnicas más utilizadas es la artrodesis astrágalo-escafo-cuneana, que consiste en fusionar las articulaciones afectadas e insertar un injerto óseo que recupere la longitud y forma de la columna medial del pie. Esta técnica busca corregir el aplanamiento del arco y estabilizar el talón, aunque requiere un seguimiento postoperatorio cuidadoso para mantener la corrección obtenida.
Pronóstico y consideraciones finales
El pronóstico de la enfermedad de Müller-Weiss depende en gran medida del momento en que se detecta y del enfoque terapéutico adoptado. En fases tempranas, muchas personas responden bien al tratamiento conservador. En casos más avanzados, la cirugía permite aliviar el dolor, restaurar la función y mejorar la calidad de vida, aunque con un proceso de recuperación más largo. Lo fundamental es realizar un diagnóstico precoz, identificar los signos de progresión y diseñar un tratamiento personalizado que evite la pérdida de función del pie. Esta enfermedad, aunque poco conocida, puede tener un impacto importante si no se aborda a tiempo.