Una lesión frecuente con consecuencias a largo plazo

El esguince de tobillo es una de las lesiones más frecuentes en la práctica médica, especialmente en personas activas, deportistas o tras un mal apoyo. Aunque muchas veces se consideran lesiones menores, si no se tratan adecuadamente pueden derivar en inestabilidad crónica del tobillo, limitación funcional e incluso artrosis precoz.

¿Qué es un esguince de tobillo?

Un esguince es una distensión o rotura de los ligamentos que estabilizan el tobillo, generalmente provocada por un giro brusco o una torsión forzada. El más común es el esguince lateral, que afecta a los ligamentos del compartimento externo del tobillo, especialmente al ligamento peroneoastragalino anterior (LPAA).

Grados de esguince

– Grado I: distensión leve del ligamento, sin rotura. Hay un dolor leve, sin inestabilidad y recuperación rápida (menos de una semana).
– Grado II: rotura parcial del ligamento. El dolor es moderado, con edema, cierta inestabilidad y aparición de hematoma a las 48-72h.
– Grado III: rotura completa. Dolor intenso o muy intenso con imposibilidad de apoyo, inflamación importante e inestabilidad evidente.

Síntomas

Dolor localizado, sobre todo en el lado externo del tobillo, hinchazón rápida tras la torcedura, hematoma, dificultad para caminar o apoyar el pie y sensación de inestabilidad.

Diagnóstico

Es fundamental conocer cómo ocurrió la lesión y hacia qué lado se produjo la torsión. La exploración física debe ser cuidadosa por el dolor, y se utilizan maniobras como el test de cajón anterior y bostezo lateral. Las pruebas complementarias incluyen:

– Radiografías: para descartar fracturas.
– Ecografía: útil en fase aguda para valorar ligamentos.
– Resonancia magnética: en lesiones graves o esguinces de repetición.

Tratamiento del esguince agudo

En las primeras fases se aplica el protocolo RICE:
– Reposo
– Hielo
– Compresión
– Elevación
También se puede utilizar vendaje funcional, bota ortopédica en esguinces moderados y antiinflamatorios si es necesario. La inmovilización con yeso se usa cada vez con menos frecuencia.

Rehabilitación

Es una fase crucial para evitar secuelas. Incluye ejercicios de propiocepción, fortalecimiento de musculatura peronea, estiramientos del tríceps sural y flexibilidad articular, además de reeducación de la marcha.

¿Qué ocurre si no se trata bien?

Un esguince mal tratado puede derivar en inestabilidad crónica de tobillo, caracterizada por sensación de que el tobillo ‘se va’, esguinces de repetición, dolor lateral crónico y lesiones articulares secundarias como artrosis.

Relación entre esguince e inestabilidad

El esguince puede ser el punto de partida de una cadena lesional que termina en inestabilidad crónica. Una mala cicatrización ligamentosa, debilidad muscular o una propiocepción deficiente aumentan el riesgo de recaídas. En casos graves, puede ser necesario un tratamiento quirúrgico como la técnica de Broström-Gould o la reconstrucción artroscópica.

Prevención

Usar calzado adecuado, realizar ejercicios de equilibrio y fuerza, utilizar tobilleras en personas con antecedentes de esguinces y consultar al especialista ante cualquier torcedura, incluso leve.

Conclusión

El esguince de tobillo no debe subestimarse. Un tratamiento correcto desde el inicio y una buena rehabilitación son claves para prevenir la inestabilidad crónica y sus complicaciones. La clave está en valorar bien cada lesión, seguir un protocolo adecuado y no apresurar el retorno a la actividad física.

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