Una molestia frecuente con solución
La fascitis plantar es una de las causas más habituales de dolor en el talón, especialmente en adultos entre 40 y 60 años. Se trata de una inflamación de la fascia plantar, una banda gruesa de tejido conectivo que recorre la planta del pie desde el calcáneo hasta la base de los dedos.
Cuando esta estructura se irrita o sufre una sobrecarga repetida, suele aparecer un dolor punzante muy característico en la parte inferior del talón, particularmente intenso al dar los primeros pasos por la mañana o al reincorporarse tras estar sentado un largo tiempo. Este tipo de dolor, comúnmente conocido como «dolor del primer paso», puede afectar significativamente a la movilidad y limitar de forma importante la calidad de vida si no se aborda de forma adecuada.
En muchas ocasiones, la fascitis plantar se asocia a un espolón calcáneo visible en las radiografías. Sin embargo, este espolón no es la causa del dolor, sino una consecuencia de la tracción mantenida de la fascia sobre su inserción ósea.
¿Qué es la fascia plantar?
La fascia plantar es una estructura anatómica resistente, formada por tejido conectivo fibroso, que cumple una función esencial en la biomecánica del pie. A modo de banda tensora, proporciona soporte al arco longitudinal interno y actúa como amortiguador durante la marcha, ayudando a distribuir las cargas y estabilizar el pie en cada paso.
Además, esta estructura también sirve como transmisora de la fuerza generada por el músculo gastrocnemio durante el impulso de la marcha, participando activamente en la fase de despegue del pie. Su papel en la dinámica de carga y descarga del pie convierte a la fascia plantar en un componente clave para una marcha eficiente y sin dolor.
Sin embargo, el sobreuso, el aumento de peso, el uso de calzado inadecuado o una pisada alterada pueden generar una tensión excesiva sobre esta fascia. A este estrés mecánico se suma, en muchos casos, la presencia de un acortamiento muscular del gemelo que favorece un estado de equinismo subclínico, lo que incrementa aún más la carga sobre la fascia durante la marcha.
Con el tiempo, esta combinación de factores provoca una sobrecarga progresiva que desencadena una respuesta inflamatoria crónica, conocida como fascitis plantar.
Aunque muchas veces se observa un espolón óseo en la radiografía, este hallazgo es una consecuencia de la tracción mantenida y no siempre está presente, ni su tamaño guarda relación directa con la intensidad del dolor percibido por el paciente.
Síntomas
El síntoma principal es un dolor punzante y localizado en la parte interna del talón, justo en la inserción de la fascia plantar sobre el hueso calcáneo.
Es típico que el dolor sea más agudo por la mañana al levantarse, al dar los primeros pasos tras el reposo nocturno, o tras periodos prolongados sin apoyar el pie. A medida que la persona camina, el dolor puede disminuir temporalmente, pero suele reaparecer con fuerza al final del día o tras esfuerzos prolongados.
Los pacientes suelen describirlo como una sensación de «clavo en el talón» o como si pisaran una piedra. En los casos más avanzados o cronificados, la molestia puede persistir durante todo el día y extenderse a lo largo de la planta del pie, alterando la marcha y la postura.
El papel del gemelo corto (síndrome de gastrocnemios cortos)
Numerosos estudios han demostrado la relación entre el acortamiento del músculo gastrocnemio (gemelo interno) y la aparición de fascitis plantar, sobre todo en pacientes con cuadros persistentes o recidivantes. Este fenómeno, conocido como síndrome de gastrocnemios cortos, se caracteriza por una limitación de la dorsiflexión del tobillo con la rodilla extendida, lo que genera un equinismo subclínico.
Este último término hace referencia a una restricción oculta o poco evidente de la capacidad del tobillo para flexionarse hacia arriba, que no se percibe claramente en la exploración básica pero que sí altera la biomecánica de la marcha. Al no poder realizar un movimiento de dorsiflexión completo, el talón se eleva de forma prematura durante la fase de apoyo, aumentando la tensión en la fascia plantar y favoreciendo la sobrecarga crónica.
Esta sobrecarga repetida acaba provocando microrroturas, inflamación crónica y dolor en la base del talón. Por eso, el acortamiento del gemelo es considerado hoy un factor clave en la fisiopatología de la fascitis plantar, especialmente en los casos de larga evolución.
El diagnóstico de este gemelo corto se realiza mediante la prueba de Silfverskiöld, que permite diferenciar si la limitación en la flexión del tobillo se debe al sóleo o al gastrocnemio. Si se confirma, y el paciente no mejora con el tratamiento convencional, puede valorarse la realización de un alargamiento gemelar para corregir esta alteración biomecánica de base.
Este procedimiento quirúrgico es especialmente útil en pacientes con fascitis plantar crónica que no responden a las medidas conservadoras, y forma parte del abordaje integral que aplicamos en los casos más complejos.
Factores de riesgo adicionales
Además del acortamiento del gemelo, existen otros factores que aumentan el riesgo de padecer fascitis plantar. Entre ellos destacan el sobrepeso y la obesidad, los aumentos bruscos en la actividad física, especialmente en personas no entrenadas, el uso de calzado plano o sin sujeción adecuada, y las alteraciones en la pisada como el pie plano, pie cavo o dismetrías.
También se ve con frecuencia en trabajadores que pasan muchas horas de pie sobre superficies duras, como personal sanitario, docentes, operarios o profesionales de la hostelería.
En corredores o deportistas aficionados, la técnica inadecuada, el sobreentrenamiento o el mal uso del calzado deportivo pueden ser desencadenantes. En Andalucía, es frecuente su aparición en personas activas que incrementan de forma estacional su actividad física, fenómeno conocido como «síndrome del deportista de fin de semana» o weekend warrior.
Diagnóstico
El diagnóstico de la fascitis plantar es fundamentalmente clínico. Se basa en una adecuada historia médica y una exploración física detallada. El hallazgo característico es el dolor a la palpación en la región medial y central del talón. En la mayoría de los casos no son necesarias pruebas complementarias para confirmar el diagnóstico, aunque las radiografías pueden ayudar a visualizar la presencia de un espolón calcáneo.
En casos resistentes o dudosos, se puede recurrir a la ecografía o a la resonancia magnética para valorar el grado de inflamación, descartar desgarros o roturas parciales, y excluir otras causas de dolor en el talón como fracturas por estrés, bursitis o atrapamientos nerviosos.
Tratamiento conservador
Más del 90 % de los pacientes mejoran con tratamiento conservador bien indicado. Las medidas iniciales incluyen reposo relativo, aplicación de hielo local, uso de calzado adecuado con buena amortiguación y soporte del arco, plantillas ortopédicas personalizadas y antiinflamatorios o analgésicos.
Los ejercicios de estiramiento diario de la fascia plantar y de la musculatura posterior (isquiotibiales, gemelos y sóleo) son fundamentales. También se recomienda el uso de férulas nocturnas en casos seleccionados y la adaptación de la actividad física para evitar sobrecargas repetidas. La educación del paciente sobre la biomecánica del pie, la ergonomía postural y la importancia del seguimiento son claves en la recuperación.
Terapias adicionales
Si tras varios meses de tratamiento el dolor persiste, pueden indicarse terapias complementarias. Entre las más efectivas se encuentran la terapia con ondas de choque extracorpóreas, que estimula la regeneración de los tejidos mediante estímulos acústicos de alta energía; y la terapia regenerativa con PRP (plasma rico en plaquetas), muy utilizada en Sevilla, Huelva y otras zonas de Andalucía.
Tratamiento quirúrgico
La cirugía se reserva para aquellos casos especialmente rebeldes y persistentes, que no muestran mejoría a pesar de haber seguido de forma constante un tratamiento conservador durante un periodo de al menos 6 a 12 meses.
Cuando se identifica un acortamiento del gemelo interno como factor contribuyente, una de las opciones quirúrgicas más efectivas es el alargamiento selectivo de las fibras blancas del gastrocnemio medial. Esta intervención mínimamente invasiva se realiza en la cara interna del hueco poplíteo y permite reducir de manera precisa la tensión excesiva que afecta a la fascia plantar. Aunque no se indica en todos los pacientes, en los casos correctamente seleccionados puede lograr una mejoría significativa y una recuperación rápida, con un bajo índice de complicaciones y un impacto funcional muy favorable.
La liberación parcial de la fascia plantar es una opción quirúrgica que se reserva para casos que no responden al tratamiento conservador y en los que persiste el dolor tras el alargamiento gemelar. Esta intervención, que puede llevarse a cabo mediante una incisión mínima o con técnica endoscópica, tiene como objetivo aliviar la tensión excesiva en la fascia y descomprimir la zona inflamada, sin comprometer la estructura del arco plantar.
Sin embargo, no es la primera opción quirúrgica. De hecho, suele indicarse cuando el alargamiento selectivo del gemelo medial no ha resultado efectivo, ya que el acortamiento del gemelo es hoy considerado la causa biomecánica primaria en muchos pacientes con fascitis plantar crónica. La liberación fascial permite mejorar los síntomas, tiene una baja tasa de complicaciones y facilita una recuperación funcional precoz en pacientes seleccionados.
Pronóstico
El pronóstico general es excelente. Con un enfoque individualizado y constancia en el tratamiento, la gran mayoría de los pacientes experimentan una mejoría significativa o completa. El diagnóstico precoz, la identificación de los factores desencadenantes y la adherencia a las medidas terapéuticas son clave para evitar la cronificación del proceso.
En Andalucía, gracias a la combinación de protocolos de tratamiento actualizados y el acceso a terapias avanzadas, es posible abordar esta patología de forma eficaz incluso en casos crónicos.
Conclusión
La fascitis plantar es una causa muy frecuente de dolor en el talón, que puede llegar a ser incapacitante si no se trata correctamente. Afortunadamente, existen múltiples opciones de tratamiento eficaces, desde medidas conservadoras hasta terapias regenerativas y cirugía mínimamente invasiva.
Con una valoración adecuada, un enfoque terapéutico individualizado y seguimiento especializado, es posible recuperar la funcionalidad y eliminar el dolor.
¿Sufres dolor en el talón que empeora al caminar o al dar los primeros pasos del día? El Dr. Miguel Ángel Román Cañada, especialista en cirugía de pie y tobillo, puede ayudarte a resolverlo con un enfoque preciso, avanzado y adaptado a tu caso. Consulta en Sevilla con atención también para pacientes de Huelva y toda Andalucía.