¿Qué es el impingement posterior?
El impingement posterior de tobillo es una causa común de dolor en la parte trasera del tobillo, especialmente en personas activas, bailarines, deportistas y pacientes que realizan movimientos repetidos de flexión plantar. Se produce cuando estructuras óseas o de partes blandas quedan atrapadas entre el astrágalo y la tibia posterior al mover el pie hacia abajo, provocando dolor y limitación.
Este pinzamiento puede tener origen óseo, como ocurre con el os trigonum o los osteofitos posteriores, o de partes blandas como la sinovitis, los quistes o el engrosamiento de la cápsula posterior. Es importante un diagnóstico precoz para evitar la cronificación del problema y una evolución hacia la limitación funcional.
¿Por qué se produce el impingement posterior?
Las causas del impingement posterior pueden dividirse en dos grandes grupos:
Impingement óseo
En estos casos, el dolor es provocado por la presencia de estructuras óseas accesorias como el os trigonum, una pequeña pieza que no se fusionó con el astrágalo durante el desarrollo, lo que genera un conflicto mecánico durante la flexión plantar.
También puede deberse a la formación de espolones óseos en la parte posterior del astrágalo o del calcáneo, secundarios a sobrecargas repetidas, como ocurre en bailarines, futbolistas o corredores. Este contacto excesivo entre estructuras óseas durante el movimiento provoca un pinzamiento doloroso, especialmente al ponerse de puntillas o al bajar escaleras.

“Imagen anatómica del tobillo donde se observa el os trigonum, una estructura ósea accesoria que puede causar dolor en la parte posterior del tobillo por impingement.”
Impingement por partes blandas
Aparece por inflamación o engrosamiento de tejidos blandos como la cápsula articular posterior, el tendón del flexor largo del dedo gordo, la membrana sinovial o incluso la presencia de adherencias cicatriciales. Estas estructuras pueden irritarse por microtraumatismos repetidos, sobreuso o por movimientos forzados de flexión plantar.
Cuando estos tejidos se ven atrapados entre el astrágalo, el calcáneo y la parte posterior de la tibia, provocan una limitación funcional acompañada de dolor agudo o crónico, especialmente en actividades que implican extensión forzada del tobillo, como bailar o correr cuesta abajo.
Síntomas principales
Los pacientes con impingement posterior de tobillo suelen presentar síntomas característicos que pueden interferir significativamente en su calidad de vida y actividad física. Los más frecuentes son:
- Dolor localizado en la parte posterior del tobillo, que se acentúa al ponerse de puntillas, realizar movimientos repetitivos de flexión plantar o tras esfuerzos físicos prolongados. Es común que el dolor aparezca en actividades como bailar, correr cuesta abajo o bajar escaleras.
- Molestias al caminar por superficies inclinadas, con calzado rígido o al realizar movimientos que comprimen la parte posterior del tobillo. En algunos casos, los pacientes describen el dolor como una punzada profunda o un dolor sordo que empeora con el uso.
- Sensación de tope o bloqueo posterior durante la flexión plantar, que puede limitar la movilidad y generar inseguridad al apoyar el pie.
- Hinchazón posterior, rigidez matutina o sensación de roce interno, especialmente después de realizar actividad física o permanecer mucho tiempo de pie.
Estos síntomas pueden confundirse con otras patologías del tobillo, como tendinopatías del flexor largo del dedo gordo, bursitis retrocalcánea o incluso lesiones osteocondrales del astrágalo. Por ello, resulta esencial acudir a una evaluación médica especializada para identificar correctamente la causa del dolor y evitar tratamientos inadecuados o retrasos en la recuperación.
Diagnóstico
El diagnóstico del impingement posterior de tobillo se basa en una evaluación clínica minuciosa y en el apoyo de distintas pruebas de imagen que permiten confirmar la causa del dolor y planificar el tratamiento más adecuado:
- Radiografías laterales en flexión plantar: son fundamentales como primera prueba, ya que permiten visualizar claramente la presencia de un os trigonum, espolones óseos posteriores o signos de pinzamiento óseo. Las radiografías deben realizarse en carga siempre que sea posible, ya que aportan información clave sobre la alineación del retropié y la relación dinámica entre las estructuras.
- Resonancia magnética: es la técnica de elección para evaluar las partes blandas implicadas. Permite identificar inflamación de la cápsula posterior, sinovitis, edema óseo subcondral, fibrosis, y valorar el estado del tendón del flexor largo del dedo gordo. Además, ofrece una visión detallada de lesiones asociadas que pueden coexistir, como patología osteocondral del astrágalo.
- TAC: se utiliza cuando es necesario valorar con precisión la morfología ósea, el tamaño y la localización exacta de un os trigonum o espolones complejos. Es especialmente útil en la planificación preoperatoria en casos que requieren cirugía.
- Ecografía: aunque menos utilizada en estos casos, puede ser útil para una evaluación dinámica del tendón del flexor largo del dedo gordo y para guiar infiltraciones si se decide realizar tratamiento conservador. Su principal ventaja es la accesibilidad y la posibilidad de estudiar la movilidad en tiempo real.
Una correcta combinación de estas pruebas, en función de los síntomas y hallazgos en la exploración, es clave para llegar a un diagnóstico certero y evitar errores que prolonguen el problema.
Tratamiento conservador
El tratamiento inicial suele ser conservador en la mayoría de los casos, especialmente si el diagnóstico es precoz y no existen grandes anomalías óseas:
- Se recomienda reposo relativo, evitando aquellas actividades que desencadenen o agraven el dolor, como ponerse de puntillas, correr cuesta abajo o bailar.
- La fisioterapia específica desempeña un papel central, con ejercicios destinados a mejorar la movilidad articular, reducir la inflamación, relajar la musculatura posterior y corregir desequilibrios biomecánicos.
- En algunos casos, el uso de plantillas ortopédicas personalizadas puede ayudar a limitar la flexión plantar excesiva y redistribuir las cargas sobre el retropié.
- El tratamiento farmacológico incluye antiinflamatorios no esteroideos (AINEs), y en pacientes seleccionados, infiltraciones con corticoides o con PRP (plasma rico en plaquetas) pueden ser útiles para reducir la inflamación local y favorecer la regeneración de tejidos.
Este enfoque conservador puede resultar muy eficaz si se instaura a tiempo, antes de que se produzcan cambios estructurales importantes o un deterioro crónico del tejido. El objetivo es controlar el dolor, mejorar la función del tobillo y evitar la progresión de la patología.
En casos bien seleccionados, donde el origen del impingement es funcional o de partes blandas, muchos pacientes logran una mejora significativa sin necesidad de cirugía. Sin embargo, si existen factores anatómicos claros que provocan conflicto mecánico —como un os trigonum voluminoso o espolones posteriores prominentes— o si el paciente no responde a las medidas conservadoras, será necesario valorar otras opciones terapéuticas más avanzadas.
Tratamiento quirúrgico
Cuando el tratamiento conservador no da resultado o existen causas estructurales claras (os trigonum, espolones grandes), la cirugía es una opción efectiva. Se realiza habitualmente mediante artroscopia posterior de tobillo, una técnica mínimamente invasiva que permite acceder a la parte trasera del tobillo con gran precisión.
La artroscopia permite resecar el os trigonum, eliminar espolones óseos, limpiar la zona posterior, liberar estructuras atrapadas y tratar sinovitis o fibrosis. Presenta un postoperatorio mucho más rápido que la cirugía abierta tradicional y con menor tasa de complicaciones.
Pronóstico y recuperación
La mayoría de los pacientes presentan una mejora significativa tras la cirugía. La rehabilitación postoperatoria permite recuperar la movilidad y volver progresivamente a la actividad deportiva. El pronóstico es muy favorable si se actúa a tiempo y el diagnóstico es correcto.
Conclusión
El impingement posterior de tobillo es una patología frecuente en personas activas y deportistas que puede causar dolor persistente y limitar el rendimiento. El diagnóstico precoz y un tratamiento personalizado son claves para una recuperación exitosa.
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