Causas, diagnóstico y tratamiento quirúrgico
La inestabilidad crónica de tobillo es una afección frecuente que afecta a personas de todas las edades, especialmente a quienes han sufrido esguinces de repetición o traumatismos en el tobillo mal recuperados.
Se caracteriza por una sensación de fallo o inseguridad al caminar, correr o estar de pie sobre superficies irregulares, y puede ir acompañada de dolor persistente, hinchazón e incluso episodios de torsión recurrente. Si no se trata correctamente, esta inestabilidad puede desembocar en artrosis precoz, limitación funcional y pérdida de calidad de vida. El problema puede afectar tanto al compartimento lateral (el más común) como al medial del tobillo, y cada uno requiere un enfoque diagnóstico y terapéutico específico.
Inestabilidad lateral del tobillo
La inestabilidad lateral es, con diferencia, la forma más frecuente. El complejo ligamentoso lateral está compuesto por tres ligamentos principales: el peroneoastragalino anterior, el peroneocalcáneo y el peroneoastragalino posterior. La mayoría de las lesiones afectan sobre todo a los dos primeros. Los esguinces en inversión del pie, especialmente si se repiten o no se tratan adecuadamente, provocan un estiramiento progresivo de estos ligamentos o incluso su rotura, lo que lleva a una pérdida de estabilidad tanto mecánica como funcional.
Factores como la hiperlaxitud ligamentosa, un mal alineamiento del retropié con tendencia al varo, una musculatura deficiente o una rehabilitación incompleta tras el esguince aumentan el riesgo de cronificación del problema.
Diagnóstico
Se basa en la historia clínica y en la exploración física mediante maniobras como el cajón anterior y el bostezo en varo. Las pruebas de imagen, como las radiografías dinámicas en estrés, la resonancia magnética o incluso la artroresonancia, permiten confirmar el diagnóstico, valorar el estado de los ligamentos y detectar lesiones articulares asociadas, como lesiones osteocondrales del astrágalo.
Tratamiento
El tratamiento conservador está indicado en los casos de inestabilidad funcional sin rotura completa de los ligamentos. Incluye fisioterapia especializada para el fortalecimiento de los músculos peroneos, entrenamiento propioceptivo y reeducación neuromuscular. También puede recomendarse el uso de ortesis o tobilleras estabilizadoras, sobre todo en actividades deportivas.
Cuando el tratamiento conservador fracasa o existe inestabilidad mecánica demostrada, se indica tratamiento quirúrgico. La técnica de referencia es la reparación anatómica de Broström-Gould, que consiste en el retensado y reanclado del ligamento peroneoastragalino anterior reforzado con el retináculo inferior de los extensores. Esta intervención, realizada a través de una incisión lateral, ofrece excelentes resultados funcionales y una baja tasa de recurrencias.
En los últimos años, se ha desarrollado la técnica artroscópica modificada, que permite realizar una reparación anatómica similar mediante pequeñas incisiones y con ayuda de visión directa. Esta técnica tiene como ventajas una menor agresión quirúrgica, menos dolor postoperatorio y una recuperación más rápida, siendo especialmente útil en pacientes seleccionados.
Inestabilidad medial del tobillo
Mucho menos común pero igualmente relevante es la inestabilidad medial del tobillo, causada por la afectación del ligamento deltoideo. Este ligamento estabiliza el tobillo frente a los movimientos de eversión y rotación externa. Las lesiones pueden deberse a traumatismos de alta energía, cirugías previas de realineación, esguinces mediales no tratados adecuadamente o una alteración del eje del tobillo en valgo, lo que genera una tensión constante sobre la parte medial del retropié.
Los pacientes suelen referir dolor crónico o sensación de inestabilidad en la cara interna del tobillo, que empeora al caminar en terrenos irregulares o al realizar actividades físicas prolongadas. El pie puede mostrar un aspecto en valgo, con hundimiento del arco interno.
Diagnóstico
Requiere un examen clínico cuidadoso y pruebas de imagen como la resonancia magnética, que permite valorar el estado del ligamento deltoideo, y el TAC en carga, útil para descartar colapso medial y alteraciones estructurales más complejas.
Tratamiento
Cuando los síntomas son leves y no existe rotura completa, se puede iniciar tratamiento conservador mediante fisioterapia específica, control biomecánico del apoyo plantar y en algunos casos el uso de plantillas personalizadas.
Sin embargo, en los casos con inestabilidad mecánica franca, rotura completa del deltoideo o deformidades asociadas, la cirugía reconstructiva es el tratamiento de elección. Las técnicas quirúrgicas incluyen la reparación directa del ligamento, el refuerzo mediante estructuras como el tendón tibial posterior o incluso transferencias tendinosas en situaciones más severas.
Conclusión
La inestabilidad crónica de tobillo, ya sea lateral o medial, es una patología que no debe subestimarse. Más allá de los episodios de torcedura, puede ser la causa de dolor persistente, inseguridad al caminar, limitación deportiva y artrosis precoz si no se aborda a tiempo. Un diagnóstico clínico y funcional detallado, apoyado en pruebas de imagen adecuadas, permite identificar correctamente el tipo de inestabilidad y establecer un tratamiento individualizado. Las técnicas quirúrgicas actuales, tanto abiertas como artroscópicas, ofrecen excelentes resultados funcionales y permiten a los pacientes recuperar la estabilidad, la seguridad y la calidad de vida.