Una molestia frecuente con solución

La metatarsalgia es una causa muy común de dolor en la parte delantera del pie, concretamente en la zona de apoyo de los metatarsianos, justo detrás de los dedos. Aunque no se trata de una enfermedad en sí misma, sino de un síntoma, es importante entender qué la provoca, cómo se manifiesta y qué opciones existen para aliviarla. Muchas personas describen esta molestia como la sensación de ‘tener una piedra dentro del zapato’ o un dolor punzante o descarga eléctrica que empeora al caminar o estar mucho tiempo de pie.

La palabra metatarsalgia proviene del griego: ‘meta’ (más allá), ‘tarsos’ (parte media del pie) y ‘algia’ (dolor). Así, su significado literal es ‘dolor en los metatarsianos’. Los metatarsianos son cinco huesos largos que conectan el mediopié con los dedos, y que soportan gran parte del peso corporal en cada paso que damos.

¿Por qué aparece la metatarsalgia?

Las causas pueden ser múltiples y, a menudo, combinadas. Algunas de las más frecuentes son:
– Alteraciones en la anatomía del pie, como dedos en garra o en martillo.
– Sobrecarga por exceso de actividad física, sobre todo en deportes de impacto.
– Calzado inadecuado, especialmente zapatos con tacón alto o suelas finas.
– Pérdida de la ‘almohadilla’ natural de grasa en la planta del pie, algo frecuente con la edad.
– Juanetes (hallux valgus) que desplazan el peso hacia los dedos menores.
– Pie cavo, que concentra el apoyo en los metatarsianos centrales.
– Desequilíbrios musculares o tendinosos por enfermedades neurológicas o de otra índole.

En ocasiones, la metatarsalgia también puede deberse a patologías concretas como fracturas por estrés, lesiones de la placa plantar, sinovitis o enfermedades reumáticas.

¿Qué síntomas produce?

El síntoma principal es el dolor en la base de los dedos, sobre todo al caminar, correr o permanecer mucho tiempo de pie. El dolor puede ser punzante, quemante o incluso sentirse como una presión incómoda. En algunos casos se acompaña de inflamación local, enrojecimiento o formación de durezas (hiperqueratosis) en la zona de apoyo.

¿Cómo se diagnostica?

El diagnóstico se basa principalmente en la exploración física y la historia clínica del paciente. Se debe de valorar la forma del pie, la distribución de cargas al caminar y la presencia de deformidades asociadas. En algunos casos pueden ser necesarias pruebas complementarias como radiografías en carga o ecografías para valorar el estado de los tejidos blandos.

¿Qué tratamientos existen?

El tratamiento de la metatarsalgia dependerá de su causa. En la mayoría de los casos, las medidas conservadoras son suficientes para mejorar los síntomas:
– Uso de calzado amplio, con buena amortiguación y suela rígida.
– Plantillas personalizadas con descarga de los metatarsianos.
– Antiinflamatorios o aplicación de hielo para aliviar el dolor.
– Evitar actividades de alto impacto.
– Fisioterapia específica: ejercicios de estiramiento, fortalecimiento y técnicas de descarga.

Cuando el dolor persiste o hay deformidades asociadas importantes, puede considerarse un tratamiento quirúrgico. Las técnicas varían según el caso: desde osteotomías (cortes en el hueso para realinear el apoyo) hasta reparaciones de la placa plantar o corrección de deformidades de los dedos.

Conclusión

La metatarsalgia es una causa frecuente de dolor en la parte delantera del pie que puede limitar mucho la actividad diaria si no se trata. Identificar la causa exacta y corregirla a tiempo es clave para aliviar el dolor y prevenir problemas mayores. Una valoración por parte de un especialista en pie y tobillo permite establecer un tratamiento personalizado y eficaz para cada paciente.

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