Pie diabético: cómo prevenir una complicación grave
El pie diabético es una de las complicaciones más temidas y frecuentes en las personas con diabetes. Surgen como consecuencia de la pérdida progresiva de sensibilidad en los pies (neuropatía diabética) y del deterioro de la circulación sanguínea (isquemia), que afectan directamente a la salud del pie y aumentan el riesgo de heridas que no cicatrizan.
Una simple rozadura o pequeña ampolla puede convertirse en una úlcera grave si no se detecta a tiempo. Por ello, la prevención, el diagnóstico precoz y un tratamiento adecuado son fundamentales para evitar complicaciones mayores, como infecciones profundas, necrosis o incluso la necesidad de amputación. En esta página te explicamos por qué se produce el pie diabético, cómo se trata y qué puedes hacer para prevenirlo si tienes diabetes.
¿Por qué se produce el pie diabético?
El pie diabético aparece por la combinación de varios factores. La neuropatía diabética reduce la sensibilidad, por lo que el paciente no nota pequeños traumatismos, roces o heridas. Además, la enfermedad arterial periférica disminuye la capacidad del organismo para cicatrizar correctamente y defenderse frente a infecciones.
También hay una alteración en la biomecánica del pie que favorece la aparición de zonas de sobrepresión, como ocurre en los puntos de apoyo del antepié y el talón. Estas sobrecargas repetidas generan un daño progresivo en los tejidos blandos, favoreciendo la aparición de callosidades, ulceraciones y procesos inflamatorios crónicos.
Con el tiempo, la presión mantenida en zonas específicas sin una adecuada redistribución puede causar necrosis de la piel, formación de úlceras y pérdida de soporte en estructuras profundas, complicando aún más la situación del pie diabético.
El uso de un calzado inadecuado, la presencia de deformidades como los dedos en garra o el hallux valgus y el mal control de los niveles de glucosa en sangre son factores que aumentan considerablemente el riesgo de desarrollar esta patología.
Síntomas que deben hacernos sospechar
El pie diabético puede comenzar de forma silenciosa. Algunas veces el primer signo que aparece es una simple zona enrojecida o una ampolla que no cura. Otras veces, los pacientes refieren dolor, hormigueo, sensación de quemazón o pérdida de sensibilidad en los pies, síntomas propios de la neuropatía.
Es muy importante que el paciente con diabetes esté atento a cualquier cambio: enrojecimiento, ampollas, fisuras, durezas, uñas encarnadas, zonas calientes o frías, piel seca o lesiones que no cicatrizan en un plazo razonable.
El diagnóstico: más que mirar una herida
Cuando un paciente acude a consulta por una lesión en el pie, hay que valorar no solo la herida, sino también el estado general de los tejidos, la vascularización, la sensibilidad y la biomecánica del pie.
Se deben realizar pruebas complementarias como el índice tobillo-brazo, estudios de la sensibilidad con monofilamento de Semmes-Weinstein, radiografías y, si es necesario, cultivos o pruebas de imagen avanzada.
El diagnóstico precoz es clave para evitar la progresión de las úlceras en el pie diabético y prevenir complicaciones graves, como la osteomielitis (infección ósea) o la necesidad de cirugía mayor.
Tratamiento: un enfoque integral
El tratamiento del pie diabético debe ser multidisciplinar. Incluye el abordaje clínico y quirúrgico adecuado, el control riguroso de la glucemia, el tratamiento de la infección si está presente, la descarga de las zonas de presión y el cuidado especializado de las heridas.
Se pueden utilizar apósitos avanzados, sistemas de descarga como botas ortopédicas o plantillas personalizadas, terapias de presión negativa, antibióticos específicos o procedimientos quirúrgicos en los casos más avanzados.
En casos de úlceras crónicas o complicaciones graves, puede ser necesario realizar cirugía reconstructiva del pie o amputaciones parciales. La atención precoz por un equipo especializado mejora enormemente el pronóstico y evita en muchos casos estas medidas drásticas.
¿Se puede prevenir el pie diabético?
La prevención es la mejor herramienta. La clave está en mantener una buena higiene del pie, un control adecuado de la glucosa y el uso de un calzado apropiado y adaptado al pie diabético.
Revisar los pies a diario, evitar andar descalzo, acudir al podólogo con regularidad, usar calcetines sin costuras y controlar los factores de riesgo cardiovascular son medidas fundamentales para evitar el desarrollo de úlceras y complicaciones.
Expectativas y pronóstico
El pronóstico del pie diabético depende del grado de afectación y del momento en que se detecte la lesión. Un diagnóstico precoz y un tratamiento personalizado permiten, en la mayoría de los casos, curar las úlceras y conservar la funcionalidad del pie.
Cuando la lesión es muy avanzada, el pronóstico empeora. Por eso es tan importante actuar con rapidez, seguir las recomendaciones del especialista y no minimizar las pequeñas lesiones.
Conclusión
El pie diabético no es una fatalidad inevitable. Con conocimiento, vigilancia y atención precoz, puede prevenirse y tratarse con éxito. Si eres diabético o tienes factores de riesgo, no dejes pasar ningún síntoma.
El Dr. Miguel Ángel Román Cañada, especialista en cirugía del pie y tobillo, puede ayudarte a prevenir y tratar el pie diabético desde su consulta en Sevilla. También atiende a pacientes de Huelva y del resto de Andalucía con un enfoque experto, humano y totalmente individualizado.