Recuperar la movilidad cuando la artrosis avanza

La prótesis de tobillo, también conocida como artroplastia total de tobillo, es una opción quirúrgica muy avanzada para tratar la artrosis severa de esta articulación. Consiste en sustituir la articulación tibioperoneoastragalina dañada por una estructura artificial diseñada para conservar el movimiento, aliviar el dolor y mejorar la calidad de vida. Aunque tradicionalmente se ha recurrido más a la artrodesis, la prótesis representa una alternativa cada vez más valorada, sobre todo en pacientes seleccionados cuidadosamente.

¿Cuándo se indica una prótesis de tobillo?

La principal indicación es la artrosis avanzada del tobillo que no responde al tratamiento conservador. En la mayoría de los casos se trata de artrosis postraumática, pero también puede deberse a artrosis primaria, artritis reumatoide, u otras enfermedades inflamatorias, así como a secuelas de fracturas o intervenciones quirúrgicas previas. El paciente ideal es mayor de 50 años, con actividad física leve-moderada, con normopeso, buen alineamiento del pie y tobillo, y sin inestabilidad articular significativa.

¿Qué ventajas ofrece frente a la artrodesis?

A diferencia de la artrodesis, que elimina el dolor mediante la fusión articular pero también restringe el movimiento, la prótesis de tobillo permite conservar la movilidad. Esto ayuda a mantener una marcha más natural, reduce la sobrecarga en las articulaciones vecinas y mejora la calidad de vida en actividades cotidianas. Si bien se trata de una cirugía más compleja que requiere mayor precisión y seguimiento, ofrece ventajas biomecánicas significativas a largo plazo.

¿Cómo es la prótesis?

La prótesis de tobillo consta de tres componentes principales: uno tibial que se fija al hueso de la pierna, otro astragalino que se coloca sobre el astrágalo, y un inserto de polietileno entre ambos que permite el deslizamiento articular. Estos materiales están diseñados para ser biocompatibles y resistentes al desgaste, como el titanio y el polietileno de alta densidad.

La cirugía

La intervención quirúrgica se realiza bajo anestesia regional o general, mediante una incisión anterior en el tobillo. Tras resecar las superficies articulares dañadas, se colocan los componentes protésicos utilizando guías y plantillas específicas. La cirugía dura entre dos y tres horas y suele requerir una hospitalización de entre dos y cuatro días.

Postoperatorio y recuperación

El postoperatorio incluye un periodo inicial de inmovilización durante dos o tres semanas. Posteriormente se inicia la fisioterapia para recuperar el rango de movimiento. La carga parcial del peso suele comenzar alrededor de la cuarta semana, progresando hacia la carga completa según la evolución individual. La mayoría de los pacientes vuelve a sus actividades normales en un plazo de tres a cinco meses. Se recomienda evitar deportes de impacto y centrarse en actividades como caminar, montar en bicicleta o nadar.

Riesgos y posibles complicaciones

Como cualquier procedimiento quirúrgico, la prótesis de tobillo conlleva ciertos riesgos. Las complicaciones más frecuentes incluyen infecciones, aflojamiento de los componentes, fracturas periprotésicas, mal alineación e inestabilidad. Con el tiempo, también puede producirse desgaste del inserto de polietileno. No obstante, las prótesis modernas presentan una tasa de supervivencia superior al 85% a los diez años, siempre que estén bien indicadas y el paciente siga las recomendaciones médicas.

¿Quién no es candidato ideal?

La prótesis de tobillo no es recomendable en pacientes jóvenes con alta demanda física, en aquellos con deformidades severas, inestabilidad crónica, huesos osteoporóticos o con enfermedades neurológicas que afecten el control motor. En estos casos, la artrodesis puede ser una mejor opción terapéutica.

Conclusión

La prótesis de tobillo es una solución actual y eficaz para pacientes con artrosis avanzada que desean mantener la movilidad articular. Seleccionando cuidadosamente los casos y siguiendo un protocolo quirúrgico y de rehabilitación adecuado, los resultados funcionales y la satisfacción del paciente suelen ser muy altos. Es una alternativa segura y cada vez más consolidada dentro del arsenal terapéutico del cirujano ortopédico especializado en pie y tobillo.

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