Una solución quirúrgica cuando el desgaste articular impide caminar
La prótesis de tobillo, también conocida como artroplastia total de tobillo, es una opción quirúrgica avanzada indicada para tratar la artrosis severa de esta articulación.
Esta técnica consiste en sustituir la superficie tibioastragalina dañada por una estructura artificial diseñada específicamente para preservar el movimiento natural de la articulación, aliviar el dolor crónico y mejorar significativamente la calidad de vida de los pacientes.
Aunque tradicionalmente se recurría a la artrodesis como tratamiento definitivo, la prótesis de tobillo representa una alternativa más fisiológica y conservadora de la biomecánica del tobillo. Esta opción resulta especialmente útil en pacientes poco activos, con artrosis avanzada y una inestabilidad funcional que les impide realizar actividades cotidianas básicas sin dolor.
¿Cuándo se indica una prótesis de tobillo?
La indicación principal para implantar una prótesis de tobillo es la presencia de artrosis avanzada que no ha respondido de forma adecuada al tratamiento conservador. En la mayoría de los casos se trata de artrosis postraumática, derivada de fracturas previas, aunque también puede estar relacionada con enfermedades inflamatorias crónicas como la artritis reumatoide, o con la artrosis idiopática.
El procedimiento está especialmente indicado en pacientes que, pese a padecer un deterioro severo de la articulación, mantienen cierto grado de actividad física y desean conservar la movilidad. El perfil ideal suele situarse por entre los 50 y 70 años, con buen estado general de salud, con normopeso, sin deformidades óseas, y con dolor persistente incluso en reposo.
La artroplastia también puede ser una opción válida en pacientes con artrosis bilateral o que ya han sido intervenidos en otras articulaciones del miembro inferior.
¿Qué ventajas ofrece frente a la artrodesis?
La principal ventaja de la prótesis de tobillo frente a la artrodesis es que permite conservar el rango de movilidad articular, lo cual repercute directamente en la calidad de vida.
Al mantener la movilidad del tobillo, se favorece una marcha más natural y se reduce la sobrecarga sobre las articulaciones vecinas, como la subastragalina, la mediotarsiana y la rodilla, que suelen sufrir un desgaste acelerado tras una artrodesis.
Además, al preservar el patrón biomecánico normal del pie y del tobillo, se facilita la ejecución de actividades cotidianas y deportivas de muy bajo impacto, mejorando la autonomía y la satisfacción del paciente. La prótesis también permite una recuperación funcional más cercana a la fisiología original del tobillo.
¿Cómo es la prótesis?
La prótesis de tobillo se compone de tres elementos fundamentales: un componente tibial que se fija al hueso de la pierna, un componente astragalino que se ancla sobre el astrágalo, y un inserto intermedio de polietileno que actúa como núcleo amortiguador y permite el deslizamiento entre las dos superficies metálicas. Estos componentes están fabricados con materiales biocompatibles, como aleaciones de titanio o cromo-cobalto, y están diseñados para resistir la carga repetida a lo largo del tiempo.
Gracias a los avances en diseño y tecnología, las nuevas generaciones de prótesis de tobillo ofrecen una mayor estabilidad, mejor distribución de cargas y un índice de desgaste más bajo que los modelos antiguos. Su geometría permite una colocación más anatómica y personalizada, lo que se traduce en una mejor integración con el hueso del paciente y una funcionalidad más duradera.
La cirugía
La intervención quirúrgica se realiza bajo anestesia regional o general, mediante una incisión anterior en el tobillo. Una vez expuesta la articulación, se resecan cuidadosamente las superficies articulares dañadas para preparar el lecho óseo. A continuación, se colocan los implantes siguiendo una planificación quirúrgica específica, guiada por técnicas de imagen y utilizando plantillas personalizadas.
La duración media de la cirugía es de entre dos y tres horas. El paciente suele permanecer ingresado entre 2 y 4 días, en función de su evolución y de la necesidad de cuidados postoperatorios. Como en toda cirugía protésica, la correcta alineación de los componentes y la estabilidad inicial son claves para el éxito a largo plazo.
Postoperatorio y recuperación
El postoperatorio inicial requiere reposo y elevación del miembro operado durante los primeros días para reducir la inflamación y favorecer la cicatrización. En la mayoría de los casos, se mantiene una inmovilización con férula o bota ortopédica durante unas semanas.
Pasado ese periodo, se inicia progresivamente la rehabilitación funcional bajo supervisión especializada. Esta fase incluye ejercicios de movilidad controlada, fortalecimiento muscular y reeducación de la marcha. El retorno a una vida activa y sin dolor suele producirse a partir de los seis meses, dependiendo del estado previo del paciente y de su adherencia al programa de recuperación.
Frente a la artrodesis, que limita por completo el movimiento, la prótesis ofrece una marcha más natural, lo cual repercute de forma positiva en la autonomía y calidad de vida. El paciente puede volver a caminar de forma más fluida y realizar actividades diarias con mayor confianza.
Riesgos y posibles complicaciones
Como en cualquier procedimiento quirúrgico, existen riesgos que deben ser evaluados cuidadosamente antes de la intervención. Las complicaciones más frecuentes incluyen infección, aflojamiento de los componentes, luxación, fracturas periprotésicas o desgaste del polietileno.
Con el paso de los años, algunos pacientes pueden requerir revisiones o recambios de los componentes protésicos, aunque las nuevas generaciones de prótesis han mejorado considerablemente en durabilidad. Las tasas de supervivencia actuales superan el 85 % a los 10 años, siempre que se realice un adecuado seguimiento y se cumplan las indicaciones médicas.
Es fundamental que la cirugía sea realizada por un especialista con experiencia en cirugía protésica de tobillo, ya que se trata de una articulación compleja y menos frecuente que otras como la cadera o la rodilla.
¿Quién no es candidato?
La prótesis de tobillo no está indicada en todos los casos. No se recomienda en pacientes con deformidades óseas graves, obesidad, necrosis avascular extensa, inestabilidad ligamentosa severa, infecciones previas no resueltas, alteraciones neurológicas que afecten al control motor o baja densidad ósea.
En estos casos, la artrodesis sigue siendo una alternativa válida, especialmente en pacientes con bajo nivel de actividad o con contraindicaciones para mantener una articulación móvil.
Conclusión
La prótesis de tobillo es una solución segura, eficaz y cada vez más extendida para el tratamiento de la artrosis avanzada en pacientes que desean mantener la movilidad articular. Seleccionando correctamente los casos y siguiendo una técnica quirúrgica rigurosa, es posible alcanzar excelentes resultados funcionales, con una notable mejoría en el dolor y en la calidad de vida.
El Dr. Miguel Ángel Román Cañada, especialista en Cirugía Ortopédica y Traumatología, le puede informar sobre este procedimiento en Sevilla, atendiendo también a pacientes procedentes de Huelva y del resto de Andalucía.
Si sufre artrosis de tobillo y desea explorar opciones para recuperar su movilidad con seguridad, solicite una consulta personalizada.