Una lesión que necesita atención urgente
La rotura del tendón de Aquiles es una de las lesiones más frecuentes y graves del aparato locomotor. Afecta al tendón más potente del cuerpo humano, encargado de transmitir la fuerza de los músculos de la pantorrilla al pie para permitir acciones básicas como caminar, correr o saltar. Su rotura provoca una pérdida súbita de funcionalidad y requiere diagnóstico y tratamiento precoz para evitar secuelas permanentes.
¿Qué es el tendón de Aquiles?
Es una banda gruesa y resistente de tejido fibroso que conecta los músculos de la pantorrilla ( los gemelos y el sóleo) con el calcáneo, el hueso del talón. Es esencial para la flexión plantar del pie, es decir, para la acción de ponerse de puntillas, caminar, correr o impulsarse en actividades deportivas.
¿Por qué se rompe?
Las causas más comunes incluyen movimientos explosivos como un salto o un sprint, cambios bruscos en la actividad física sin una preparación progresiva, tendinopatías previas no tratadas o degeneración crónica del tendón. También pueden influir factores como el uso prolongado de corticoides o ciertos antibióticos (fluoroquinolonas), así como el acortamiento del tríceps sural, que limita la dorsiflexión del tobillo y sobrecarga el tendón.
¿Quiénes tienen más riesgo?
Los hombres entre 30 y 50 años que practican deporte de forma esporádica o intermitente (los llamados ‘atletas de fin de semana’) son especialmente propensos. También presentan mayor riesgo quienes padecen tendinopatía crónica no tratada, así como personas con enfermedades reumatológicas o metabólicas que afectan la calidad del tejido tendinoso.
Síntomas
El síntoma más característico es un dolor súbito y agudo en la parte posterior del tobillo, muchas veces descrito como la sensación de haber recibido una pedrada. Puede acompañarse de un chasquido audible o sensación de desgarro. Tras la lesión, el paciente suele presentar dificultad para caminar, imposibilidad para impulsarse con el pie afectado, incapacidad para ponerse de puntillas y, en muchos casos, un hundimiento palpable en el trayecto del tendón.
Diagnóstico
Aunque el diagnóstico suele ser clínico, mediante maniobras como el test de Thompson (al presionar la pantorrilla en decúbito prono no se produce flexión plantar), las pruebas de imagen pueden ser necesarias para confirmar la rotura. La ecografía es útil para visualizar la continuidad del tendón y valorar el tamaño de la lesión, mientras que la resonancia magnética se reserva para casos más complejos o cuando se sospechan roturas parciales.
Tratamiento
Existen dos opciones principales: el tratamiento conservador y el quirúrgico. La elección depende de diversos factores como la edad, el nivel de actividad, el tipo de rotura y las preferencias del paciente.
El tratamiento conservador consiste en la inmovilización del tobillo en posición de equino (pie en punta) con una bota ortopédica durante varias semanas, seguido de un programa estricto de rehabilitación y está indicado en pacientes mayores, con muchas patologías y que tienen poca demanda funcional.
La cirugía, por otro lado, está indicada en pacientes jóvenes, activos o con una separación amplia entre los extremos del tendón. Puede realizarse mediante técnicas abiertas o mínimamente invasivas, y su objetivo es restaurar la longitud, tensión y funcionalidad del tendón roto.
Rehabilitación
Es una etapa fundamental del tratamiento, tanto en el abordaje conservador como en el quirúrgico. Incluye la movilización progresiva de la articulación, ejercicios de fortalecimiento del tríceps sural, estiramientos controlados, reentrenamiento funcional y mejora de la propiocepción. El retorno a la actividad deportiva se planifica de forma gradual, adaptándose a la evolución de cada paciente.
Pronóstico
Con un abordaje precoz y un protocolo de tratamiento bien ejecutado, la mayoría de los pacientes logra recuperar una buena funcionalidad y volver a sus actividades previas. La reincorporación al deporte de alta demanda se permite al año de la lesión, aunque puede haber molestias o rigidez residual si la rehabilitación no se completa adecuadamente.
Conclusión
La rotura del tendón de Aquiles es una lesión grave que requiere atención urgente. Un diagnóstico rápido y un tratamiento adecuado permiten restaurar la función del tobillo y evitar complicaciones. Ante un dolor súbito en el talón, es fundamental acudir de inmediato al especialista para confirmar la lesión y comenzar el tratamiento cuanto antes.