La tendinitis (técnicamente más conocida como tendinopatía) de Aquiles es una causa frecuente de molestias en la parte posterior del tobillo y el talón. Puede generar dolor, inflamación y sensación de tensión en el tendón de Aquiles, especialmente al caminar, correr o realizar actividades físicas. Es un problema común tanto en personas activas como en pacientes sedentarios, y puede presentarse en diferentes formas según la localización de la lesión.La tendinitis de Aquiles representa una de las causas más frecuentes de dolor en la parte posterior del tobillo y el talón. Aunque el término médico más preciso sería tendinopatía aquílea, la mayoría de los pacientes, y muchos profesionales, siguen utilizando la palabra «tendinitis» para referirse a cualquier dolor o inflamación en esta zona. Por tanto, y con fines de claridad y posicionamiento SEO, mantendremos este término a lo largo del texto, sin perder el rigor médico necesario.

¿Tendinitis o tendinopatía?

Desde el punto de vista médico, la tendinitis hace referencia a un proceso inflamatorio agudo del tendón, mientras que la tendinopatía describe una alteración más crónica, degenerativa, que en muchas ocasiones no presenta inflamación evidente. Esta distinción es importante para el diagnóstico y tratamiento, aunque en el lenguaje común ambas se utilizan indistintamente. En la mayoría de los casos clínicos que vemos en consulta, el proceso que afecta al tendón de Aquiles responde más a una tendinopatía, aunque el paciente lo describa como «tendinitis».

Tendinopatía insercional de Aquiles

Radiografía lateral del pie con tendinopatía insercional de Aquiles, mostrando calcificación en el talón
Radiografía lateral del pie. Inserción del tendón de Aquiles en el calcáneo, zona habitual de dolor en la tendinopatía insercional.

La tendinitis insercional del tendón de Aquiles afecta la parte más baja del tendón, justo donde se inserta en el hueso del talón, conocido como calcáneo. Esta localización hace que el proceso pueda afectar también a la bursa retrocalcánea y a veces incluso a estructuras óseas, como en el caso de la deformidad de Haglund. Es una afección común en personas activas de mediana edad, deportistas, corredores o quienes presentan alteraciones biomecánicas como el pie cavo o dismetrías en las extremidades.

Esta inserción puede inflamarse, presentar calcificaciones, bursitis retrocalcánea o desarrollar un espolón óseo, lo que agrava el cuadro clínico.

Causas y factores predisponentes

El origen de la tendinitis insercional de Aquiles suele ser multifactorial. Una causa frecuente es el uso de calzado inadecuado, con contrafuertes rígidos o mala amortiguación, que genera una presión constante sobre la inserción del tendón. Otra causa habitual es el aumento brusco de la carga deportiva o de la actividad física sin una preparación previa adecuada. Además, el acortamiento del tríceps sural (especialmente de los músculos gemelos y sóleo) condiciona una mayor tensión sobre el tendón durante la marcha, especialmente en superficies duras o con calzado inapropiado.

Algunas enfermedades sistémicas, como las espondiloartropatías o ciertos tipos de artritis inflamatoria, pueden predisponer a una afectación insercional. Por otro lado, existe una asociación bien documentada entre el uso de determinados antibióticos, como las fluoroquinolonas, y el desarrollo de tendinopatías aquíleas. La predisposición genética y los antecedentes familiares también deben tenerse en cuenta en la historia clínica.

Diagnóstico

El diagnóstico es principalmente clínico y se basa en la localización del dolor, que suele centrarse en la zona posterior del talón. A la palpación, el paciente refiere molestia intensa en la inserción del tendón y puede observarse engrosamiento del mismo o presencia de exostosis ósea. En ocasiones, el paciente relata rigidez al levantarse por la mañana o tras estar mucho tiempo sentado.

Para complementar la exploración física, pueden solicitarse diferentes pruebas de imagen, según el caso.

Las radiografías laterales del tobillo permiten valorar la presencia de calcificaciones en la inserción o prominencias óseas (como el ya mencionado Haglund).

La ecografía musculoesquelética resulta útil para detectar engrosamientos tendinosos, áreas de hipoecogenicidad o bursitis asociada.

En casos más complejos o cuando se plantea una intervención quirúrgica, la resonancia magnética puede aportar información detallada sobre roturas parciales, degeneración avanzada o edema óseo.

Imagen de resonancia magnética de tobillo con engrosamiento del tendón de Aquiles por tendinopatía insercional

Estas herramientas ayudan a confirmar el diagnóstico, delimitar la lesión con precisión y elegir el tratamiento más adecuado para cada paciente.

Síntomas

Los pacientes suelen referir dolor en la parte posterior del talón al caminar, especialmente al subir escaleras o con el uso de calzado cerrado. Puede observarse una prominencia o bulto doloroso en la zona de inserción, y es común la rigidez matutina o tras periodos de reposo prolongado.

Tratamiento

El tratamiento debe adaptarse a la intensidad de los síntomas y a la evolución del cuadro. Inicialmente, se recomienda reducir la actividad física que genera dolor, aplicar frío local tras el ejercicio y realizar cambios en el calzado, optando por modelos con buena amortiguación y soporte. En muchos casos, la fisioterapia resulta fundamental. Los ejercicios excéntricos del tendón, realizados bajo supervisión profesional, han demostrado ser eficaces para estimular la regeneración tendinosa y reducir el dolor.

Los estiramientos del complejo gastrocnemio-sóleo deben incorporarse de forma progresiva, así como otras técnicas como la punción seca, el masaje transversal profundo, la electrólisis percutánea intratisular (EPI) o las ondas de choque, según la evolución. En determinados casos, se puede recurrir a terapias regenerativas como el plasma rico en plaquetas (PRP), especialmente cuando hay degeneración estructural del tendón.

La cirugía se reserva para aquellos casos en los que, tras varios meses de tratamiento conservador correctamente aplicado, el dolor persiste y limita significativamente la actividad diaria del paciente. Este tipo de intervención puede incluir la resección de exostosis óseas, el desbridamiento del tendón de Aquiles degenerado, la remodelación del calcáneo en caso de prominencias óseas, o técnicas específicas para tratar deformidades asociadas como el Haglund. Dependiendo de la complejidad del caso, también puede contemplarse la reinserción tendinosa o el uso de injertos si existe un déficit estructural.

Radiografía lateral postoperatoria de tendinopatía de Aquiles
Radiografía postoperatoria con calcaneoplastia y reanclado del tendón de Aquiles

Aunque en algunas situaciones se pueden emplear técnicas artroscópicas para tratar bursitis retrocalcáneas o pequeñas prominencias óseas, cuando el tratamiento requiere un desbridamiento tendinoso extenso o una reinserción del tendón, es imprescindible recurrir a cirugía abierta para acceder adecuadamente a las estructuras afectadas y garantizar una reparación sólida.

El postoperatorio requiere una fase inicial de descarga parcial o total del pie, seguida de un programa de rehabilitación personalizado que combina ejercicios de movilidad, fortalecimiento progresivo y readaptación funcional, con el objetivo de lograr una recuperación completa y duradera.

Tendinopatía no insercional de Aquiles

La tendinitis no insercional afecta a la parte media del tendón, alejada de su inserción ósea. Es más frecuente en personas jóvenes o deportistas, y se relaciona con entrenamientos intensos o mal planificados, especialmente en disciplinas como atletismo, crossfit, pádel o triatlón. Esta forma suele tener un pronóstico más favorable que la insercional, aunque también puede cronificarse si no se trata adecuadamente.

Causas y factores de riesgo

La sobrecarga repetitiva del tendón, especialmente en deportes de impacto y salto, es la causa más habitual. También influyen factores como correr sobre superficies duras, el uso de zapatillas sin la amortiguación adecuada o un calentamiento insuficiente antes del ejercicio. El desequilibrio muscular entre la fuerza y la flexibilidad del tríceps sural puede contribuir a una tensión excesiva sobre el tendón. Asimismo, en personas con trastornos del colágeno o antecedentes de tendinopatías en otros tendones, la estructura tendinosa puede ser más vulnerable.

Síntomas

Los síntomas típicos incluyen dolor a unos centímetros por encima del talón, sensación de tirantez, engrosamiento palpable del tendón y molestias al ponerse de puntillas, caminar cuesta arriba o correr. En fases avanzadas pueden palparse nódulos dolorosos en el cuerpo del tendón.

Diagnóstico

El diagnóstico clínico se basa en la localización del dolor, que suele encontrarse entre 2 y 6 cm por encima de la inserción en el calcáneo. A menudo, el paciente nota el tendón engrosado, sensible a la palpación y con dolor que aparece al comenzar la actividad, mejora durante el ejercicio y empeora horas después.

La ecografía permite valorar la morfología del tendón, detectar áreas de degeneración o roturas parciales y orientar el tratamiento. En algunos casos, si el cuadro no mejora, se solicita una resonancia para descartar patología tendinosa más grave o asociada y ampliar estudio.

Tratamiento

El tratamiento conservador incluye la modificación del entrenamiento, evitando impactos y reduciendo la carga de trabajo. Los ejercicios excéntricos progresivos son la base del tratamiento fisioterapéutico. Es importante acompañarlos de un programa de estiramientos del sistema aquíleo y de reeducación de la pisada, ya que muchos pacientes presentan una biomecánica ineficiente.

Las terapias regenerativas con PRP pueden utilizarse si el dolor persiste. En casos seleccionados, también puede valorarse la electrólisis o la aplicación de ondas de choque para estimular la regeneración.

La cirugía, reservada únicamente para los casos en los que fracasa el tratamiento conservador, se basa habitualmente en el desbridamiento del tejido tendinoso degenerado. La técnica de elección en estos casos es la tendoscopia del tendón de Aquiles, un procedimiento mínimamente invasivo que permite acceder al tendón a través de pequeñas incisiones y realizar una limpieza precisa de las zonas dañadas. Esta técnica reduce el trauma quirúrgico, favorece una recuperación más rápida y minimiza las complicaciones postoperatorias.

En casos avanzados o con afectación extensa, puede ser necesaria una cirugía abierta para asegurar una reparación adecuada y completa del tendón.

Conclusión

La tendinitis de Aquiles, tanto en su forma insercional como no insercional, puede interferir seriamente con la calidad de vida de quien la padece. Un enfoque diagnóstico cuidadoso y un tratamiento bien dirigido permiten resolver la mayoría de los casos sin necesidad de cirugía. En manos expertas, y con un plan rehabilitador adecuado, la recuperación funcional es posible incluso en casos avanzados.

El Dr. Román Cañada ofrece diagnóstico y tratamiento personalizado de la tendinopatía de Aquiles en Sevilla, también para pacientes de Huelva.El Dr. Miguel Ángel Román Cañada, especialista en tendinitis aquílea en Sevilla, atiende también a pacientes de Huelva y otras zonas de Andalucía, ofreciendo tratamientos avanzados y personalizados para cada caso.

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